A través de una de las exposiciones que han realizado
nuestras compañeras en clase hemos podido conocer desde una perspectiva más
cercana el mundo que rodea a esta discapacidad, incluyendo en ésta los aspectos
positivos y, también, negativos que viven estas personas.
Trasladando esta discapacidad al sistema educativo... ¿Cómo
debemos abordarla? ¿Realmente la posibilidad de escolarizar a las personas con
Síndrome de Down en lugares especializados es mejor que su escolarización en
una escuela/instituto público?
La clave y, por tanto, la solución de esta duda
está, desde nuestro punto de vista, en la adaptación curricular. Nosotras
pensamos que la adaptación curricular, tanto del aula en concreto como del
centro en su conjunto, se hace totalmente necesaria para un buen desarrollo
tanto de sus capacidades cognitivas como de su buena adaptación y
sociabilización con el resto de entornos y personas, lo que no llevaría a
muchas familias a escoger la opción de un centro especializado. Y esto no sólo
es necesario para este tipo de discapacidad sino para todo el conjunto de
alumnos discapacitados para, así, poder atender y satisfacer todas sus
necesidades de una manera correcta.
Por ello, y para que no se den situaciones de desatención
por parte del profesorado o incluso discriminación por parte de sus compañeros,
el currículum debe basarse en un correcta motivación y estimulación con el fin
de compensar todas sus limitaciones.
¿Realmente esto se puede conseguir? Por supuesto que sí,
siempre que el centro esté dotado de profesionales preparados y cualificados
para ello, que sean capaces de integrarlos con el resto de alumnos y se adapten
a su evolución, convirtiéndolos así en un alumno más.
Si no es así, lo cual nos
parece de un terrible sentido de la profesionalidad, se pueden llegar a dar
casos de tremendas injusticias donde estas personas quedan incluso
desescolarizadas, algo que como profesionales de la educación no podemos
permitir.
En este sentido, se creó la asociación Asindown que promueve
la socialización de los niños y niñas con esta discapacidad centrándose, a su
vez, en su desarrollo individual con el objetivo de conseguir su inclusión en
la sociedad, de forma que ellos y ellas se sientan valoradas y capaces de tener una función dentro de la sociedad en la que se desarrollan, lo que
les permite sentirse personas realizadas y felices con lo que hacen.
En definitiva, la inclusión de las personas discapacitadas
en la sociedad y en las escuelas es un aspecto que, en muchas instituciones
educativas, lamentablemente todavía no está consolidado. Por ello, como
educadores y educadoras debemos promover su importancia y hacer consciente a la
sociedad de no son personas inferiores sino diferentes, pues si promovemos una
buena actuación pueden llegar a ser personas brillantes.
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