¿Es el método tradicional de la escuela el mejor modo de
aprender? Un claro ejemplo de que esto no es cierto aparece patente a través de
las comunidades de aprendizaje.
¿Qué son las comunidades de aprendizaje? Éstas conforman un
proyecto de transformación de los tradicionales centros educativos dirigido hacia
la superación del fracaso escolar y la eliminación de conflictos dentro del
sistema educativo. Éstas se basan en grupos interactivos compuestos por educandos
de diferentes niveles que trabajan a través de la cooperación e interacción con
el resto de sus compañeros. Pero... ¿en qué lugar se deja aquí al educador/a?
Pues bien, éste que deja de ser un maestro de carácter profesional pasa a ser, únicamente,
un orientador sobre la actividad educativa que en estos grupos interactivos.
Desde nuestra perspectiva, las comunidades de aprendizaje
poseen grandes aspectos positivos que deberían incluirse dentro del marco
tradicional de la educación. Pues... ¿realmente todo lo importante de la
educación es proporcionar conceptos, fechas y datos que han sido estipulados
como relevantes durante años? Es evidente que no... Por ello creemos que uno de
los aspectos clave que estas comunidades de aprendizaje promueve y, que además
consigue, es el desarrollo de otras habilidades como son la cooperación e
interacción entre los alumnos, la participación en las aulas, la mejora de las
relaciones tanto entre los mismos alumnos como entre voluntarios y alumnos; lo
cual provoca una mayor contrastación y, por tanto, consolidación de los
aprendizajes. ¿A caso estas habilidades no son fundamentales para el desarrollo
de un niño? ¿No convierte a los educandos en seres críticos y reflexivos
capaces de valorar su aprendizaje y mejorarlo de una forma autónoma?
Quizás las grandes instituciones educativas tengan mucho que
aprender de los rincones educativos más pequeños, pues como dice Ania
Ballesteros:
“Aprendemos mucho más
que en una clase NORMAL”
Quizás sea esta la mayor carencia del sistema educativo del
que disponemos en la actualidad, la falta de motivación y estimulación en las
actividades y vida escolar, pues dadas las circunstancias, se necesita de un
cambio para que los educandos acudan a sus clases tal y como lo hacen los niños
de la Escuela Montserrat.
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